Rusia acusa a Estados Unidos e Israel del gusano Stuxnet
Rusia ha acusado a Estados Unidos e Israel de los ataques relacionados con el gusano Stuxnet, a los que ha describo como “el único caso probado de auténtica ciberguerra”.
En una información hecha pública a través de la agencia AFP, IIya Rogachyov, máximo responsable del departamento de seguridad del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, ha hecho unas declaraciones directas sobre el origen de la pieza de software Stuxnet, aparecida en junio de 2010.
“Los expertos creen que el seguimiento del gusano Stuxnet apunta a las acciones de Israel y Estados Unidos”, ha declarado Rogachyov. “Estamos siendo testigos de intentos de algunos estados de utilizar el ciberespacio para actuar contra otros estados y para propósitos políticos y militares”, continúa.
No obstante, “el único caso en el que los expertos creen que tales acciones de los estados han quedado probadas... es el sistema Stuxnet, que fue lanzado en 2010 contra el sistema de control del centrifugador utilizado para enriquecer uranio en Irán”.
Con anterioridad, el embajador ruso en la OTAN, Dmitry Rogozi, declaró que el malware Stuxnet había tenido un efecto sobre la planta nuclear Bushehr de Irán lo suficientemente serio como para ocasionar problemas en el funcionamiento de los equipos, abriendo la posibilidad de que se hubiera producido un segundo Chernóbil.
“Los expertos creen que el seguimiento del gusano Stuxnet apunta a las acciones de Israel y Estados Unidos”, ha declarado Rogachyov. “Estamos siendo testigos de intentos de algunos estados de utilizar el ciberespacio para actuar contra otros estados y para propósitos políticos y militares”, continúa.
No obstante, “el único caso en el que los expertos creen que tales acciones de los estados han quedado probadas... es el sistema Stuxnet, que fue lanzado en 2010 contra el sistema de control del centrifugador utilizado para enriquecer uranio en Irán”.
Con anterioridad, el embajador ruso en la OTAN, Dmitry Rogozi, declaró que el malware Stuxnet había tenido un efecto sobre la planta nuclear Bushehr de Irán lo suficientemente serio como para ocasionar problemas en el funcionamiento de los equipos, abriendo la posibilidad de que se hubiera producido un segundo Chernóbil.
