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Desmontando mitos sobre el Cloud Computing

Por Pablo De la Cueva, director gerente de APGISA / Trabaja junto a Terremark en KeyCloud.

El miedo a la novedad es algo inherente al ser humano. Ante una circunstancia novedosa se mezclan habitualmente dos tipos de emociones: la inquietud por la sensación de falta de control y ausencia de conocimiento cierto y por otra la sensación de inseguridad que provoca adicionalmente ver gente que ya está familiarizada con esa novedad. El hecho de que alguien tenga más información que nosotros sobre algo que desconocemos, la sensación de que nos están moviendo ideas que teníamos afianzadas como principios, o simplemente que tengamos que cambiar tareas e inercias son circunstancias que provocan temor.

El temor o el miedo son mecanismos de defensa del ser humano. Conocer las causas que lo provocan es la mejor manera de acabar con los efectos paralizantes o de rechazo a la tecnología que el miedo puede provocar. 


En las tecnologías de la información la presencia del miedo es algo recurrente puesto que la innovación es inherente, inmensa, inmediata, cíclica y en muchos casos agobiante. Es un sector muy dinámico y competitivo dónde todas las semanas se rumorea algo. 

Fruto de todo esto, tenemos una serie de temores. Muchos de ellos están basados en mitos o en pensamientos que se aceptan como positivos por la colectividad y casi siempre son estos precisamente los que nos impiden avanzar, de manera individual e incluso colectiva. Oímos hablar de algo que va a pasar y ya estamos en guardia, por si acaso. 

Pablo de la Cueva, director gerente de APGISA El nuevo concepto que nos está agitando es el del Cloud Computing . Son evidentes las ventajas, pero es un cambio demasiado poderoso. Los países más avanzados caminan irremediablemente hacia el Cloud, las mayores empresas de tecnologías del mundo se posicionan…los gobiernos más avanzados se vuelven usuarios…Es entonces cuando saltan nuestras respuestas, mitos y reacciones. Veamos algunas:


1. “No adoptaré estrategias de cloud computing por seguridad y control. Yo me lo guiso - yo me lo como: es lo más seguro. Esta infraestructura no la vamos a externalizar. La llevaremos siempre nosotros internamente. Es más seguro”. En este caso el miedo no lo es tanto a la adopción tecnológica como en el fondo a la delegación. “¿Quién mejor que yo va a hacer esto si lo llevo haciendo toda la vida?”. El temor a la subcontratación, a la externalización, a la delegación es una constante. Siempre que nos hemos ido encontrando con ella la hemos rechazado, aunque ahora nos parezca increíble. Hay muchos ejemplos que nos sirven para desmontar estos mitos. Son abundantes los ámbitos que hemos ido externalizando, subcontratando o haciendo outsourcing de servicios, sin ningún problema. En las Administraciones Públicas hace años todo se autogestionaba, en un sistema casi de total autarquía: mantenimientos, seguridad, banca,…Todo se tenía que hacer internamente o con empresas estatales. Hoy mismo leemos en la prensa: “El Ministerio de Defensa invertirá cinco millones de euros para crear un nodo de interconexión de alta seguridad que actúe como punto único de intercambio de información entre su red y el exterior” y lo ejecutará una empresa privada, obviamente. ¿Obviamente?. ¿Se imaginan esta afirmación hace apenas sólo 15 años?, ¿una empresa privada encargándose de las infraestructuras de conexión de alta seguridad del ¡Ministerio de Defensa¡?. La adjudicataria por otra parte no es heredera de situación de monopolio, por si hubiera alguna duda.
Lo mismo sucede, por ejemplo con la custodia física de los edificios públicos. Ahora mismo la seguridad, custodia y acceso está encomendada a empresas privadas. Si: los edificios públicos, con todos nuestros datos, despachos, archivos y demás lo custodian empresas privadas (afortunadamente) y las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado se dedican a otras tareas más importantes que son las que aportan valor y son las que precisamente no se pueden delegar. Los vehículos ya no se compran en propiedad en las empresas, ni se encargan de su mantenimiento; la limpieza; la banca,… los servicios o inversiones que no son propios de nuestra actividad se externalizan, se delegan. Alguien profesional exterior lo hace mejor que yo, tiene más medios y calidad en el servicio.
No externalizar las infraestructuras de tecnologías de la información frena mucho a las organizaciones. Al no delegar se emplean numerosos recursos al mantenimiento de costosísimas infraestructuras o servicios que no aportan valor a la empresa, departamento o organización. Lo que aporta valor es lo que no se puede delegar.

Además es significativo, en contraposición a esta afirmación y mito, como muchos de los centros de datos en las empresas carecen de certificaciones de alto nivel como SAS70, PCI ó auditoria TIER asociada. De hecho, recientes estudios presentan índices inferiores al cinco por ciento

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