Detectar amenazas internas es más fácil de lo que piensa

Cuando todo era físico, con cámaras de vigilancia y tarjetas de acceso, era fácil saber si un infiltrado tenía malas intenciones. Ahora que la red es más virtual, no siempre se puede saber si la persona que está sentada en el siguiente cubículo está accediendo a documentos confidenciales. Aunque la amenaza interna sigue refiriéndose a un empleado de la empresa, el intruso ya no es alguien localizado dentro de los confines del edificio. El acceso a la red puede producirse desde lugares públicos, como una cafetería cercana.

“Para las empresas actuales, en las que las viejas líneas corporativas están desapareciendo con más frecuencia, los retos solo van en aumento. Las empresas tienen que adaptar sus políticas y procedimientos para prevenir las amenazas, asegurando los terminales corporativos y las herramientas apropiadas para proteger a los usuarios y permitir que hagan su trabajo”, explica Matias Brutti, hacker de Okta. “Los entornos laborales están cambiando constantemente, así que es complicado monitorizarlos a nivel corporativo”.

Gran parte de la tecnología ha cambiado, pero las restricciones son las mismas y las empresas tienen que seguir siendo proactivas para detener los ataques maliciosos, explica. “Deben entender sus amenazas y adaptar sus tecnologías para atenderlas. Ahora más que nunca, la clave para tener éxito es contratar al equipo apropiado e implementar las tecnologías correctas”. Steve Mancini, director senior de información de seguridad de Cylance, explica que no todas las amenazas internas son iguales. “Cómo impedir las amenazas que vienen de personas descuidadas o negligentes puede diferir de las amenazas que vienen de personas intencionadamente maliciosas. La teoría del palo y la zanahoria se aplica a este área tanto como a cualquier otra”.

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