Un virus informático obliga a repetir un juicio por asesinato en Estados Unidos

Las nuevas tecnologías están presentes en una gran variedad de ámbitos. Los ordenadores, teléfonos inteligentes y máquinas de última generación han agilizado innumerables procesos y trámites cotidianos, pero también tienen sus problemas. Un ejemplo es el uso de nuevas tecnologías en los procesos judiciales.

En Estados Unidos, hasta ahora en los juicios había una persona que se encargaba de transcribir lo que se declaraba en la sala. El taquígrafo tradicionalmente era una máquina similar a una máquina de escribir, en la que las declaraciones se iban imprimiendo en papel. En los últimos años, estas máquinas han evolucionado y actualmente hay modelos que combinan papel con memoria interna. De esta forma, el taquígrafo puede almacenar en el dispositivo las conversaciones registradas y después puede pasarlas al ordenador.

En un caso por homicidio en Miami, Florida, han utilizado una de estas máquinas. Durante el caso, la persona encargada de la taquigrafía se quedó sin papel para la máquina. Para no paralizar el proceso, la persona responsable continúo transcribiendo el caso almacenándolo en la memoria del dispositivo.

Según el portal Naked Security, al acabar el caso, los datos almacenados en el taquígrafo se pasaron a un ordenador propiedad de la persona encargada de la taquigrafía. Hasta ese punto el caso se había desarrollado con normalidad. El caso se resolvió, con una condena a cadena perpetua, pero cuando se fue a cerrar el proceso, se comprobó que el equipo del taquígrafo había sido atacado por un virus que provocó la pérdida de los registros legales almacenados.

De esta forma, el virus eliminó esa parte del proceso fundamental, por lo que las autoridades han tenido que anular el juicio y han ordenado que el proceso se repita. Ese virus ha hecho que el procese quede sin valor. La repetición del caso implica volver a pagar los costes del litigio, el tiempo de los asistentes y testigos y que la incertidumbre de su resolución. Se trata de un caso que pone de manifiesto la falta de seguridad y la poca concienciación de la protección de los sistemas incluso en servicios oficiales.