Los riesgos de ciberseguridad para Banco Santander

En el documento remitido por el Banco Santander a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), y en el que ponía el acento en la duda de si la entidad financiera podría seguir el ritmo de inversión en TI necesario para su negocio, la ciberseguridad ha tenido un papel destacado. El negocio del Grupo, reza el escrito, depende de su capacidad de procesar un gran número de operaciones de manera eficiente y precisa y de hacer uso de forma fiable de las tecnologías digitales, servicios informáticos y servicios de redes, así como el acceso de forma segura al proceso, almacenamiento y transmisión de información a través de ordenadores y redes.

En este sentido, la multinacional también ha querido comunicar que “no puede garantizar que no vaya a sufrir pérdidas materiales en el futuro por riesgos operacionales derivados de cualquier incidencia relacionada con la seguridad de la información”. La compañía identifica riesgos internos como la contratación de personal inadecuado, la aplicación de procesos y sistemas de control interno inapropiados o hechos ajenos que interrumpan el curso de las operaciones del Grupo.

Asimismo, y de cara a un panorama de amenazas cada vez más complejo, la entidad asegura que ha sido “y sigue siendo” objetos de ataques informáticos como la denegación de servicio, phishing, o software malicioso. “Estos ataques pueden dar lugar a la pérdida importante de datos de clientes y otra información sensible, así como importantes pérdidas de activos líquidos. Además, pueden inutilizar los sistemas de información que permiten dar servicio a los clientes”.

En cualquier caso, Banco Santander ha querido dejar patente que pone sus esfuerzos en tomar medidas preventivas “y desarrolla sistemas para proteger sus infraestructuras informáticas y sus datos ante posibles robos o alteraciones”. Asimismo, también “dispone de procedimientos y controles para proteger los datos de carácter personal que tenga en su poder”.