GSMA: "Con la identidad digital se trata de mejorar la experiencia del usuario, no solo de luchar contra el fraude"

En un presente donde internet ha permeado casi (si no todas) las capas de nuestra vida, ser capaz de demostrar que quien está al otro lado de la pantalla es quien realmente dice ser se ha transformado en una necesidad apremiante. La Unión Europea se ha abocado en los últimos años a dar una solución a este problema y hace dos años anunció el lanzamiento del monedero digital europeo, que estará operativo a nivel regional en 2024. 

Como lo digital es hoy prácticamente sinónimo de móvil, las operadoras -responsables de las redes a través de las cuales se mueven millones de datos a diario-, tienen un rol clave en los procesos de identidad digital. “Los operadores móviles aportan señales que son muy singulares y que proceden de sus redes. Cuando se utiliza el teléfono para hacer una llamada, el operador ha autenticado de forma muy segura que se puede hacer la llamada y que el teléfono es el correcto”, explica a ComputerWorld Helene Vigue, directora de Identidad y Datos de la GSMA, la asociación global de la industria de las telecomunicaciones. 

"Los operadores tienen grandes datos en su red para ayudar a las empresas a confiar en que están interactuando con un usuario legítimo"

Este proceso, añade, se puede replicar a otras industrias y para otros fines, por ejemplo, para verificar la identidad de alguien que se contacta con un banco. “Cuando alguien intenta llamar para interactuar con el banco, éste puede pedir al operador información adicional, señales adicionales que ayudarán a comprobar que se trata de la persona que esperan tener al otro lado. Si [los atacantes] consiguen hacer un deepfake, habrá algo sospechoso en los datos, no viene de un teléfono móvil, no viene de donde uno esperaría, esta persona acaba de secuestrar el número de otra persona. Entonces el banco puede añadir más medidas de seguridad”, relata Vigue. 

Así, la seguridad es uno de los grandes temas que abarca la identidad digital. Vigue señala que “algunos de los problemas que estamos tratando de resolver giran en torno al fraude que se está produciendo en muchos servicios digitales, ya sean servicios financieros o incluso las grandes plataformas de redes sociales, que tienen bots y quieren tener un humano real conectado a ellos”.

En telecomunicaciones, uno de los fraudes más típicos es el SIM swapping, en el que el estafador se hace con la cuenta de la víctima al lograr que su número móvil se transfiera a la tarjeta SIM del atacante. Esto es un gran problema, ya que muchos organismos utilizan la verificación de dos pasos con un código enviado vía SMS. Vigue cuenta que las operadoras británicas han colaborado estrechamente con los bancos y, tras analizar con machine learning la información de los fraudes que se han cometido, se identificaron 16 datos que son buenos indicadores de que se va a producir uno de estos ataques. Por razones obvias, estas 16 claves no se comparten públicamente.

No todo gira en torno al fraude

“La identidad es un tema bastante amplio. No se trata sólo del fraude, sino también de la experiencia del usuario”, dice Vigue. La verificación de número es una solución de seguridad de vanguardia que valida el número móvil de una persona rápidamente a través de una API. 

"La verificación del número es la nueva generación de autenticación móvil, ha mejorado la experiencia del usuario y la seguridad al mismo tiempo"

¿Cómo funciona? Hasta ahora, para autenticar tu identidad al descargar una aplicación debes ingresar tu número, esperar un SMS con un código e ingresarlo en la app para poder conectarte y comenzar a utilizarla. “Es un proceso largo, así que mucha gente lo abandona”, explica Vigue, que recuerda que solo una cuarta parte de los usuarios llega a utilizar la aplicación tras descargarla en Android. Y las empresas “realmente no quieren perder gente en esta etapa inicial”. Con la verificación de número, en cambio, se realiza este proceso de verificación multifactor sin la necesidad de que llegue un SMS o de clicar en un enlace, lo hace de forma sigilosa y sin fricciones al aprovechar la seguridad criptográfica con la que ya cuentan las tarjetas SIM. 

“Es más seguro, más fácil, no te puedes perder. También se trata de mejorar la experiencia del usuario, no solo de luchar contra el fraude. Los casos de uso son infinitos, y lo son en todos los servicios”, sostiene la directiva de la GSMA.

Hay avances, pero también desafíos

Para Vigue, cuando se habla de identidad digital y las soluciones que se están desarrollando en el área de las telecomunicaciones, la protección de datos es clave. “Cuando hablamos de la idea de que un operador comparta datos con un tercero, es obvio que eso no puede ocurrir sin tener mucho cuidado con la protección de datos. Hay que cumplir las leyes y eso es lo que esperan los usuarios. Esta es una de las muchas áreas en las que estamos trabajando con los operadores para compartir las mejores prácticas, porque todos quieren hacerlo bien y aprender unos de otros”, afirma.

“Si nos fijamos en el Marco Europeo de Identidad, formamos parte de esto y queremos ayudar a construir las soluciones del mañana, por lo que nuestros operadores están muy involucrados en las discusiones con la Comisión Europea. Hay varios operadores que trabajan con sus gobiernos para utilizar el monedero de identidad digital de la UE para sus necesidades, y aportar sus capacidades para apoyar este monedero”, añade.

"(Una identidad digital global) es mucho más que una cuestión técnica, también es una cuestión cultural"

Mientras la UE trabaja en la interoperabilidad a nivel transfronterizo en la región, otros países avanzan por su propio carril en la creación de una identidad digital para sus ciudadanos. Por ejemplo, Estados Unidos está centrado en el desarrollo de su licencia de conducir digital. 

Así, Vigue ve difícil que se pueda instaurar una solución de identidad digital que funcione a nivel global. “La identidad es un concepto que no es el mismo en todas las partes del mundo. En Europa estamos acostumbrados a tener un Documento Nacional de Identidad, pero en el Reino Unido y otros lugares no existe este concepto, así que no se puede construir necesariamente una solución que se adapte a todos los regímenes y culturas. Es mucho más que una cuestión técnica, también es una cuestión cultural”, asegura.