Protección de datos, robo de identidad y seguridad en la empresa: cómo mejorar

El Día Europeo de Protección de Datos surgió hace cinco años como iniciativa de la Comisión Europea y el Consejo de Europa con el objetivo de mejorar el conocimiento entre los ciudadanos de sus derechos y responsabilidades con respecto a la protección de datos, ya que, pese a los tiempos que corren, aún no existe una verdadera concienciación de la necesidad de blindar nuestra información personal.

Más de la mitad de los españoles revela información personal en llamadas de desconocidos, como su nombre y apellidos (45%), su dirección (26%), la fecha de nacimiento (23%) y hasta su número de DNI (22%), según datos aportados por la firma CPP. Con estas facilidades, no es de extrañar que el robo de identidad se haya convertido en un delito bastante común.

El robo de identidad ocurre cuando alguien adquiere, transfiere, posee o utiliza información de una persona física o jurídica de forma no autorizada con la intención de cometer fraude u otros delitos, según la OCDE. No implica ningún tipo de canal per se, aunque más del41% de los españoles cree que el robo de identidad se produce sólo a través de Internet. Sin embargo, la mayoría de los usos fraudulentos de datos personales se producen en el mundo offline, cuando los delincuentes abren la correspondencia con datos personales, miran en la basura en busca de extractos o recibos del banco o roban la cartera con documentos de identificación y tarjetas bancarias.

También registrarse en páginas web y foros poco seguros, rellenar encuestas o formularos para participar en sorteos o concursos y caer en los famosos engaños por phishing suponen un gran riesgo para nuestros datos. El 62% de los españoles declara no emplear contraseñas lo suficientemente seguras para el acceso a cuentas de correo y redes sociales, la facilidad con la que alguien puede conseguir datos personales a través de la red es muy alta, tal y como explica Ana Isabel Hernández, directora de marketing para Sur de Europa y Latinoamérica de CPP, a CSO España.

CSO: ¿Qué actitud tiene el español hacia la protección de sus datos? 

Ana Isabel Hernández, directora de marketing para Sur de Europa y Latinoamérica de CPPA.H.: Los españoles no somos muy precavidos en el uso de nuestros datos personales. Respecto a Internet, el 44 % afirma que se ha registrado en alguna web siendo consciente de que era poco segura, el 32 % abre archivos de páginas que no ofrecen condiciones de confidencialidad, y el 75 % ha rellenado encuestas online con sus datos sin conocer realmente el uso que se va a hacer de ellos. Algunas personas han reconocido, incluso, haber facilitado sus datos bancarios (7%), nombres de familiares (4%), detalles de las tarjetas de crédito (3%) y hasta el número PIN de alguna de sus tarjetas (1%), poniendo en riesgo su propia seguridad y aumentando el riesgo de sufrir un robo de identidad. El 63% reconoce no revisar sus extractos bancarios para comprobar si son correctos. Sin embargo, el 90% de los españoles afirma sentirse preocupado por alguno de los fraudes que se pueden cometer a partir del robo de datos personales. Uno de cada cinco dice haber sido víctima de estos delitos o conocer algún caso cercano, aunque la mayoría señala no utilizar ninguna medida para evitarlo.



CSO: Hablemos del delito que se comete online, ¿cuáles son las ciberestafas más comunes en nuestro país?

A.H.: Si nos referimos a las producidas tras un robo de identidad cada vez es más común que el ciberdelincuente se haga pasar por ti para solicitar la financiación de un automóvil, pedir microcréditos en tu nombre, o vender productos en sitios de subastas online que no existen tras registrarse con tus datos personales. Una vez tienen tus datos personales, pueden hacer múltiples operaciones de compra-venta en tu nombre. Los métodos para conseguir esos datos son variados; el más común es el denominado phishing.

El delito de robo de identidad es un fenómeno mundial que crece año tras año, no entiende de fronteras y supone cientos de millones de euros en fraudes económicos, con EEUU como principal mercado para los ciberdelincuentes.

Además del perjuicio económico que puede generar un robo de identidad, otra consecuencia molesta, costosa y difícil es recuperar tu buen nombre porque, una vez acusado estafador, tendrás que demostrar que no has sido tú y limpiar todo rastro que haya de las estafas que se han producido con tu identidad.

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