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Retos y futuro de la inteligencia artificial

Analizar los peligros, funcionalidades y futuro de la inteligencia artificial será clave para contar con un uso práctico y ético de esta tecnología revolucionaria.

Kriti Sharma
Kriti Sharma, fundadora de AI for Good.

 

Que la inteligencia artificial se ha destapado como la tecnología del momento no es ningún secreto. Podrá iluminar tanto a grandes avances sociales como empresariales. También ayudará a contener los ciberataques gracias, entre otras cosas, a la monitorización, análisis y automatización. Sin embargo, su presencia deja tantas dudas como ventajas. ¿Podrá crear un mundo más justo? ¿Será utilizada como mecanismo de control de sociedades? ¿Los sistemas robóticos pueden ser comprometidos fácilmente? ¿Cómo afectan los sesgos humanos a la ingesta de datos y al aprendizaje automático? Sobre estos temas ha girado, en su mayoría, el evento Kaspersky Next 2019, que está teniendo lugar en Lisboa (Portugal).

Para comenzar a aterrizar este concepto, desde la multinacional rusa insisten en diferenciar la inteligencia artificial (IA) del machine learning. Para Eugene Kaspersky, CEO de la compañía, “la inteligencia artificial puede llegar a resolver problemas impredecibles”. Esto se relaciona con la idea de inteligencia artificial fuerte, a la que aún no hemos llegado, mientras que el machine learning se queda en la capa débil. Esta fortaleza de la tecnología podremos alcanzarla, según Alexei Malanov, experto en malware de Kaspersky, en unas décadas. Será cuando los sistemas puedan programarse para hacer más de una tarea a la vez y lleguen a tener consciencia. “Llegado este momento distante nos preguntaremos si la IA puede llegar a herir a los humanos, pero ahora nos preocupa cómo se utilizan los algoritmos de machine learning”, ha reconocido el experto. Malanov ha puesto de relieve varios casos en los que se utiliza para influenciar a las personas y para proyectos poco éticos. Uno de estos ejemplos es el proyecto Maven de Google, la estrategia militar del buscador para mejorar los ataques con drones para el ejército estadounidense. Y, en la otra punta del planeta, China ha empezado a vigilar a sus ciudadanos mediante mecanismos de inteligencia artificial. Otro de los peligros, ha puesto de manifiesto el experto, es que haya terceros que puedan tomar parte en los procesos de aprendizaje e introduzcan sesgos o pequeños cambios que puedan derivar en un resultado final totalmente diferente.

 

La robótica, cada vez más social

Una de las funcionalidades más visibles y significativas de la inteligencia artificial se manifiesta en la robótica. Tal y como ha contado Tomy Balpaeme, científico de la Universidad de Ghent, éstos han pasado de hacer tareas puramente manuales y automatizadas hacia un espectro de responsabilidad social. Esto genera varios retos, como gestionar la capacidad de influencia que tienen sobre las decisiones que toman los humanos. Además, en el ámbito puro de la seguridad, han dejado de depender de una máquina central a estar conectados a las herramientas personales –lo que conocemos como dispositivos IoT–  trabajando en sistemas hiperconectados.

Dmitry Galov, investigador de seguridad de Kaspersky, ha puesto de manifiesto como los sistemas operativos, en concreto ROS (Robot Operating System), no han sido engendrados con la seguridad por defecto, por lo que generan muchas dudas, Éstos pueden llegar a ser manipulados, lo que podría producir graves incidentes en infraestructuras críticas, por ejemplo.

 

Inteligencia artificial para un mundo mejor

Sin embargo, la inteligencia artificial no solo arrastra dudas y defectos. Uno de los proyectos más significativos al respecto es AI for good, liderado por Kriti Sharma. La directiva trabaja en diferentes planes sociales en torno a esta iniciativa, aunque también se ha mostrado preocupada por los sesgos que se pueden incluir en estas herramientas como el racismo o el sexismo. “Los algoritmos están siendo usados para tomar decisiones sobre quiénes somos y qué queremos”, ha dicho. “Dan voz a nuestros errores, por eso trabajamos en este componente social”.  Para llegar a este mundo mejor, la receta, ha señalado, pasa por mejorar en industria, regulación, derechos humanos y sostenibilidad.



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