Crece el uso de claves robadas de tarjetas de crédito

Un estudio del Identity Theft Resource Center, ITRC, analiza los efectos de los robos de las claves secretas de las tarjetas, cuyos usuarios son más propensas a recibir cargos fraudulentos en sus cuentas.

En 2008, el 39 por ciento de las víctimas sufrieron este tipo de cargos en sus cuentas, más del doble que el 15 por ciento que se vio afectado por este mismo delito en 2007. Abrir una nueva cuenta de crédito en nombre de la víctima sigue siendo el uso más común que se hace de la identidad de los afectados, pues supone dos tercios de todos los casos de robos de identidad. Los datos se basan en las experiencias descritas por víctimas de este tipo de robos que han contactado con el ITRC.

Mientras intentan reparar el daño que implica el robo de estas claves, han de hacer frente a ciertos costes como las denuncias policiales, fotocopias o desplazamientos. Y así, la media de gastos oscila entre los 739 dólares americanos para hacer frente a un daño realizado a una cuenta existente hasta los 951 para solucionar las repercusiones de la apertura de una nueva cuenta fraudulenta. Pero el verdadero daño llega en el tiempo que se pierde para resolver el problema. Estos afectados tardaron una media de 58 horas para resolver el problema derivado del robo de sus claves en cuentas ya existentes. En el caso de la apertura de nuevas cuentas, este tiempo llega a las 165 horas. Aumenta el robo de claves de identidad

Pero por encima de estas cifras, el estudio también contiene algunas buenas noticias. Sólo en torno a un tercio de estas víctimas fue consciente del fraude por algunos efectos secundarios adversos tales como una llamada de denegación de crédito. Sin embargo, la mayoría de las víctimas se dieron cuenta por sí mismas al percibir cargos en sus cuentas o al notar movimientos extraños en las mismas. También se dan casos en los que son informados directamente por su banco o por una agencia estatal.

Esas son buenas noticias si tenemos en cuenta que recuperarse de un robo de claves bancarias puede ser menos dañino cuanto antes se perciba, puesto que los ladrones tienen menos tiempo de maniobra. Además, se ha experimentado una importante caída en este número, pues en 2007, el 82 por ciento de las víctimas sólo fueron conscientes del robo tras recibir malas noticias en sus cuentas. Esto refleja que, tanto los usuarios finales como las empresas son más conscientes y, por tanto, están más pendientes, de los robos de identidad bancarios.



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