"Tenemos que prepararnos tecnológica y matemáticamente para la computación cuántica"

Si hablamos de progreso, tendencias y esfuerzos en materia de ciberseguridad, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) es uno de los organismos que más carne está poniendo en el asador en los últimos tiempos. Para avanzar en el lanzamiento de talento, innovación y resiliencia, se ha dotado de numerosas estrategias. Además de los conocidos campus que organiza, una de las más destacadas es la Iniciativa Estratégica de Compra Pública Innovadora (IECPI), que acaba de lanzar una nueva inversión de 48 millones de euros –antes se habían adjudicado hasta 150 millones a 82 empresas– para buscar y financiar ideas relacionadas con la industria que sean resolutivas, modernas y digitales.

Otro de los proyectos más conocidos, y ya asentado en el imaginario social, es su línea telefónica 017, destinada a la ciudadanía y que durante el año pasado recibió más de 70.000 consultas. Precisamente es Héctor René, experto de esta división, quien atiende la llamada de CSO para hablar de cómo vislumbra el Instituto un 2024 plagado de nombres propios y populares como la inteligencia artificial (IA) generativa y de un contexto de amenazas desbocado por las incertidumbres geopolíticas y económicas globales y, por qué no, por la democratización de la ciberdelincuencia.  En primer lugar, dice sobra la empresa pública con sede en León, y de España en general, que “la marca España de ciberseguridad es muy buena a nivel organizacional”. Tanto es así, añade, que la Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA) lo sabe bien. De hecho, es el país que más CSIRT y SOC (Centro de Operaciones de Ciberseguridad, de sus siglas en inglés) tiene de todo el Viejo Continente, con más de 580, por encima de potencias como Francia y Alemania. “Estamos bien armados y esto demuestra nuestra madurez y compromiso”.

Sobre lo que veremos durante este 2024 a nivel de tecnologías e incidentes, René no evita hablar de esa democratización de herramientas y usos enfocados a usuarios de todo nivel. “Las redes sociales, por ejemplo, se van a abrir en cuanto a tecnologías y nuevas aplicaciones en ordenadores y hasta relojes y televisiones inteligentes”, dice. En parte, gobernadas por esa gran protagonista, la IA generativa, que para el experto puede mejorar las capacidades de detección y respuesta, gestión de incidentes o análisis de datos.

Por contraposición, los ciberdelincuentes también la usarán para sofisticar los incidentes. “Se enfocarán en generar contenidos multimedia para la suplantación de identidades mediante imagen, audio y phishing”, lo que se conoce, en muchos casos, como deepfakes. De hecho, según el Foro Económico Mundial (WEF, en inglés), este tipo de manipulaciones crece a un ritmo de un 900% interanual. De seguir desarrollándose a esta velocidad, podría acabar alcanzando a los ataques más habituales, entre los que destaca el ransomware.

Para combatir este escenario, argumenta el directivo, hay que utilizar “sus propios medios”, como redes adversarias generativas, que consisten en una IA o en redes neuronales que computen mutuamente y buscan evidencias e información que otro está intentando esconder. A nivel legislativo, agrega, la directiva NIS y la próxima AI Act “nos pueden ayudar en esta lucha”.  Una contienda en la que “lo físico ya no está circunscrito a ningún territorio, y tanto atacantes como defensores pueden estar en distintas ubicaciones muy lejanas entre ellas. Teniendo esto en cuenta, los objetivos son proteger, prevenir y reaccionar”, asegura, recordando que INCIBE colabora con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, también a nivel internacional, en distintas acciones como dispositivos de vigilancia, por ejemplo, en campañas electorales. “La colaboración es constante porque hablamos de servicios preventivos y proactivos. La vigilancia y el análisis de la información se realizan de forma constante”.

¿El año de la computación cuántica?

René también se detiene a hablar de la computación cuántica, de la que estima que habrá dos velocidades, cuando “de verdad” exista un ordenador operativo funcional y real, y cuando llegue a la ciudadanía. “Hay distintas versiones de cuándo sucederá. Mientras, trabajamos siendo cautos estudiando sus efectos o los resultados de su uso, de alguna manera, creando ya cifrados que pueden ser resistentes. Tenemos que prepararnos tecnológica y matemáticamante”.