Desafíos en ciberseguridad: la amenaza de las ‘deepfakes’ gana músculo

El irrefrenable avance de la inteligencia artificial (IA) y su desarrollo rápido y exponencial brinda beneficios evidentes para la sociedad en su conjunto; sin embargo, también genera importantes amenazas. Estas pueden desembocar fácilmente en atentados contra los derechos de los individuos u organizaciones, algo que ya ha ocurrido con el denominado deepfake. Se trata de un fenómeno que provoca diferentes tipos de fraudes y manipulaciones contra personas o entidades y que crece a un ritmo anual del 900%, según datos del Foro Económico Mundial.

El impacto de los deepfakes puede ser más difuso que el resto de los ataques ya conocidos, afectando principalmente a la reputación y la confianza en una empresa. En algunos casos, pueden propiciar fraudes, suplantación de identidad, manipulación comercial, difamación de empleados o engaños a través de videollamadas, entre otros. Dado su calado, los especialistas y expertos en ciberseguridad se han puesto manos a la obra para frenar su recorrido que, de seguir desarrollándose a este ritmo, podría acabar alcanzando a los ataques más habituales que crecen a una velocidad del 59% interanual.

En este sentido, Innovery destaca seis puntos en los que es posible ayudar a las compañías afectadas por fraudes de este tipo. He aquí las claves a tener en consideración.

Desarrollar inteligencia artificial diseñada para su detección. La experiencia en materia de aprendizaje automático (ML, por sus siglas en inglés) e IA permite el desarrollo de algoritmos avanzados, capaces de detectar deepfakes con alta precisión. Pueden incluso analizar vídeos y audios, en busca de anomalías sutiles que indiquen una manipulación

Avanzar en soluciones de ciberseguridad que integren la detección de deepfakes, como una de sus características fundamentales. Esto sería particularmente útil para proteger a las empresas de este tipo de fraude, evitando a las compañías caer en una trampa que, en ocasiones, les puede llevar a la extinción.

Autenticar los contenidos multimedia. Desarrollar sistemas que permitan a las empresas verificar el contenido multimedia publicado o compartido. Esto puede incluir tecnologías de marcas de agua digitales o blockchain para garantizar la integridad del contenido.

Realizar simulaciones y entrenamiento. Gracias al uso de la IA es posible crear simulaciones de ataques basados en deepfake con el propósito de capacitar a los trabajadores que conforman la empresa en su detección y respuesta. La formación resulta crucial.

Desarrollar herramientas de evaluación de riesgos capaces de ayudar a estimar el nivel de vulnerabilidad de las compañías y organizaciones ante este tipo de ataques y ofrecer recomendaciones de seguridad.

Introducir análisis forense. En caso de que se produzca un incidente relacionado con deepfake es posible ofrecer servicios de análisis forense para ayudar a entender cómo se produjo el fraude y cómo protegerse de cara al futuro.

Europa toma la delantera

Expertos en la materia y analistas del sector tecnológico aventuran que esta modalidad de ataque se mantendrá en boga durante los próximos años. De hecho, algunas voces de la industria ya predicen que en 2026 prácticamente el 90% del contenido online será generado artificialmente, llevando a un deterioro de la confianza y un aumento de la amenaza para las empresas. Precisamente por este motivo la Unión Europea votó recientemente en favor de una Ley de Inteligencia Artificial en la Eurozona que regule el desarrollo de este avance tecnológico que está agitando la actualidad de todos los países occidentales, impactando directamente en los derechos y libertades de todos los ciudadanos.