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La confianza digital en 2023: un paso adelante

La confianza digital será en 2023 otro pilar nuclear de cómo las políticas y procedimientos pueden y deben llevar a un mejor gobierno corporativo y crear valor.

Brújula
Créditos: Unsplash

Predecir el futuro es complejo... especialmente sin una bola de cristal. Sin embargo, analizar situaciones que impactarán a nuestra sociedad digital e intentar articular las necesidades que visualizamos en un futuro -tan presente- no resulta complicado si nos convertimos en observadores de lo que está ocurriendo y las consecuencias que puede tener para la sociedad que queremos (y debemos) ser.

En un entorno eminentemente tecnológico, donde las bases de datos se han convertido en lagos de datos e incluso océanos de información, resulta imperativo utilizar la ciencia y la algoritmia para ayudar en los análisis de información. Por ello, cuestiones como el uso de machine learning (concretamente el no supervisado) van a ser -y lo son ya- instrumentales en este 2023. La capacidad que tienen las máquinas (léase algoritmos polinómicos, principalmente) para amplificar y expandir nuestra capacidad humana resultará crítica para conocer en mayor profundidad y, sobretodo, para actuar en tiempo real cuando se trate de conocer patrones de comportamiento y situaciones anómalas (como la comisión de un delito, un ataque a infraestructuras críticas o cualquier situación anómala).

Será imperativo, por lo anterior, abrazar inequívocamente el concepto que ISACA abandera alrededor de la confianza digital: valor y apoyo robusto desde/hacia los sistemas de información, todo ello con la garantía de un uso ético y sostenible de la tecnología. En un entorno que requiere -como no puede ser de otra manera- privacidad y protección de la información, un uso razonable de los recursos y un aseguramiento de acceso apropiado a datos sensibles, es crucial que las organizaciones del país involucren a todos los equipos (internos y externos) en un ecosistema de comunicación, colaboración y seguridad que nos dirija a poder entregar la confianza en el sistema (siempre con verificación humana, si procede) pero no alejados de esa dimensión tan subjetiva como es confiar en alguien o algo. La confianza digital será en 2023 otro pilar nuclear de cómo las políticas y procedimientos pueden y deben llevar a un mejor gobierno corporativo y crear valor (tangible o intangible pero sostenible) en el corto y medio plazo.

Para todo ello, por supuesto, las personas y su talento resultan fundamentales. La capacidad de las empresas españolas para atraer y retener talento debe mejorar. El personal cualificado en tecnologías no ya tan emergentes pero sin duda disruptivas como inteligencia de amenazas, computación cuántica, detección de señales de adversarios, etc. serán un activo esencial para la empresa digital de hoy y mañana. Debemos saber romper la barrera de la escasez de más de tres millones de ciberprofesionales y mejorar en el reciclaje y formación de habilidades digitales para comprender mejor, entender más y proteger de manera más sólida.

Finalmente, la tecnología es otra dimensión relevante para esta era digital. Las capacidades de un (bendito) universo de un proveedores aportan ángulos de protección no vistos en varias décadas: defensa de la cadena de suministro (donde el riesgo de mi proveedor forma parte de mi ecuación de riesgo), salvaguarda de infraestructuras críticas en un mundo donde convergen las tecnologías de operaciones con las tecnologías de la información, garantía inequívoca del acceso correcto por parte de las personas apropiadas a la información adecuada, etc.

Tenemos, en definitiva, un 2023 acelerado por el uso de tecnologías innovadoras pero que requiere, siempre, de solidez y robustez, de una aproximación ética hacia la privacidad y tratamiento de la información, de una comprensión de una superficie de ataque siempre en expansión, de mayor control y visibilidad de lo que ocurre en las muchas dimensiones de las entidades que queremos proteger y, por supuesto, de un personal profesional, cualificado, capaz, solvente tecnológicamente, astuto en lo digital y hábil en lo social,... Todo ello nos permitirá hablar de un 2023 donde la Confianza Digital no es un sueño sino una realidad.; un 2023 donde seremos más efectivos y eficientes en la prevención y detección de amenazas y tendremos una mejor aproximación al gobierno de la empresa T. Eso es confianza digital. Y eso es lo que visualizo (y deseo) para 2023.

 

El autor de este artículo es Ramsés Gallego, evangelista y embajador de ISACA.



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